El abuelo ya estaba muy mayor, le costaba andar, por eso la abuela le compró una muleta para apoyarse. El anciano estaba feliz, era muy notable la diferencia y con el nuevo artilugio se sentía más seguro en su andar cotidiano. El hombre se cayó en plena calle, no le sucedió nada importante, pero su mujer tenía miedo, temía por su seguridad.
_Abuelo, abuelo ¿Por qué tienes tres patas?
El anciano miró a la niña y sonrió
_Ya ves, ahora soy un marciano.
_ Abuelo, ¿Ya no eres mi abuelo? ¿Eres E.T o el abuelito de E.T, el de la pulúcula?
_ Niña, se dice penícula, no ves que soy el mismo de siempre, solo que la abuela me ha comprado esto porque es muy exagerá.
_Abuela, abuela el abuelo tiene tres patas y es marciano.
La abuela, la miró con ternura.
_ Cariño, es una muleta para que no se caiga como el otro día. Ah el abuelo tiene dos piernas, no tres patas.
_ Abuela, abuelita, me da miedo el abuelo, además hace ruido al andar.
El anciano se acercó.
_ Abuela ¡¡¡que viene!!!!
_ No te asustes, ya verás
Se dirigió a su marido y le pidió la muleta para que la niña estuviera tranquila.
_¡¡Toma!!, no es una pierna es otra cosa.
La niña cogió la muleta y se puso a andar con ella y a jugar. El anciano se sentó en su mecedora observando a la niña.
_ Tiene la cosa narices, a ver si esta mujer compra otra, porque la niña se piensa ahora que la muleta es un juguete.
María del Mar Ponce López
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Imagen de la red
Jajaja, Con niñas en casa es mejor ser previsor y comprar doble. Un beso.
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Reblogueó esto en Mi cajón de sastre-e – @etarragoy comentado:
Esa prosa es tan bella, sencilla, sensible … y nostálgicamente amable.
Un abrazo Mar.
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Creo recordar que de niños siempre que nos encontrabamos con un bastón o una muleta nos encantaba jugar con ellos.
Saluditos Maria! 😉
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Sí, a todos nos ha pasado. Gracias por leerme. Besos a tu lindo corazón.
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